Es usual que en Latinoamérica se le otorgue al jugador número “10” la responsabilidad de crear juego, sea cual sea el deporte. En Schick queremos poner las cartas sobre la mesa y dejar claro que en vóley el líder del juego es el armador, el encargado de comunicar jugadas y estrategias ofensivas, pero ¿cómo lo hace si el juego va tan rápido y no hay tiempo para hablar? La respuesta son las señales con las manos.
Los armadores son quienes toman las decisiones sobre el juego, pero para que estas funcionen necesitan del resto del equipo. El uso de señales en este deporte es universal, es decir que si las aprendes, podrás jugar en cualquier lugar sin problema.
En el momento que se está en ofensiva, el armador lee el juego y utilizando sus dedos detrás de su espalda, le indica al sacador a qué zona debería dirigir la bola.
Las señales dependen del tipo de juego que tenga cada jugador, por lo que algunos armadores prefieren entregar marcas más simples a sus compañeros, en vez de zonas específicas. Teniendo esto en cuenta, la explicación es muy sencilla.
Con Schick ahora estás listo para comandar a tu equipo y tener un saque impecable.